Aunque se trata de unas recomendaciones elaboradas por la sociedad Española de Geriatría y Gerontológia hace ya algunos años, éstas todavía siguen igual de vigentes hoy en día, y puesto que este blog se basa en el trabajo con las personas mayores de nuestras residencias, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de recordarlas para todas aquellas personas, trabajadores y no trabajadores, que quieran conocer cuales son las normas básicas que se deben seguir a la hora de abordar a este tipo de pacientes.
Son 15 recomendaciones básicas destinadas a conseguir una atención personalizada y de calidad, a preservar la intimidad y asegurar el bienestar de la persona en esta situación, que tratan de fomentar la autonomía y preservar la dignidad del paciente dependiente.
En muchas ocasiones no se pueden llevar a cabo este tipo de actuaciones dadas las circunstancias de cada paciente, pero siempre se deben tener en cuenta para que el trabajo desarrollado sea de calidad, para que siempre esté por encima de todo, el valor de la persona. Sin más preámbulos, aquí están las 15 recomendaciones básicas establecidas por la SEGG:
1. Aceptar a la persona tal y como es, sin prejuicios de etnia, sexo, nacionalidad, procedencia, enfermedad u otros.
2. Realizar un plan de cuidados diarios para desarrollar de manera sistemática. Esto facilitará tanto al cuidador como a la persona cuidada conocer el horario de actividades y ritmos del cuidado. Proporcionará seguridad a las dos partes. Los objetivos en el plan de cuidado deben ser justos, alcanzables y a corto plazo, no deben generar frustración en su planteamiento.
3. En el plan de cuidado se deben tener en cuenta las preferencias y hábitos de la persona en situación de dependencia hasta donde sea posible.
4. Actuar serenamente y competente. El trato debe ser respetuoso, profesional y humano. No obstante, también debe haber firmeza para evitar la sobreprotección, la cual suele fomentar aún más la situación de dependencia.
5. Evitar la jerga infantil para hablar o dirigirse a la persona mayor. Referirse a la persona solamente con adjetivos como “bonito”, “mi guapo”, “mi guapita” o similares puede llegar a ser humillante, irónico y menoscaba la autoestima de la persona.
6. La excesiva confianza no es positiva solamente porque la otra persona se encuentre en situación de alta dependencia. Es mejor un trato normal, con respeto y con intenciones de aprendizaje. La confianza siempre es un valor que se gana y depende de la relación de cuidado.
7. Es importante que el profesional a cargo del cuidado se identifique por su nombre y rol, así podrá ser reconocido claramente por las personas a su cuidado, principalmente si éstas tienen algún grado de dependencia o visión disminuida.
8. Respetar la individualidad de cada persona. Es poco profesional catalogar a “todos” los mayores, por ejemplo en una residencia, bajo un mismo denominador. Aunque puedan presentar problemas y enfermedades similares, cada persona debe ser concebida individualmente.
9. Es importante que el profesional de la geriatría esté dispuesto a escuchar, apoyar y explicar. ¿Qué quiere decir esto? Básicamente significa facilitar a la persona a tomar sus propias decisiones. No se pide al profesional de la geriatría solucionar todos los problemas, porque esto no está a su alcance. Por el contrario, dedicar tiempo para compartir las preocupaciones de la persona y su entorno familiar es el principio del apoyo emocional.
10. Mantener el contacto visual y táctil (por ejemplo, tomar su mano al dar una respuesta) cuando se hable con la persona mayor en situación de dependencia. Dirigirse directamente a la persona y no tanto a su acompañante.
11. No es necesario alzar la voz, a menos que haya problemas de audición.
12. Para las personas hospitalizadas es fundamental brindar una buena acogida y proporcionar toda la información necesaria sobre el entorno y medio físico: explicar dónde están los timbres, el baño, las baranillas y otros). Igualmente, presentar a sus compañeros genera confianza.
13. Respetar la intimidad, retirándose en el momento apropiado, por ejemplo en el baño y al recibir una visita.
14. Se debe ayudar al mayor solo cuando sea necesario y se le debe estimular, en lo posible, para que intervenga en sus cuidados. Se debe reconocer su aporte y experiencia.
15. Ayudar es una tarea facilitadora, no sustitutoria. En geriatría el cuidador facilita, no sustituye a la persona cuidada.
Texto basado en el tratado de la SEGG y extraído de la web @Fisioaso, davidaso.fisioterapiasinred.com